lunes, 29 de febrero de 2016

El colapso de la crianza de los hijos


Portada del último libro de Leonard Sax

Adultos frágiles con egos engrandecidos, individuos intolerantes a la frustración, obesos y con dificultad de atención y concentración son algunos de los problemas que ha creado el estilo de crianza moderno. Este se caracteriza por padres que protegen a ultranza la autoestima de los pequeños, que desdibujan las líneas jerárquicas entre ellos y sus hijos y que los invitan constantemente a tomar decisiones sobre asuntos familiares, desde qué comer hasta dónde ir de vacaciones. Ese es a grandes rasgos el argumento del libro The Collapse of Parenting, escrito por el sicólogo Leonard Sax, autor de otras obras sobre el tema.

La idea de escribir el texto surgió después de ver muchas escenas como esta, en la que en un consultorio médico una madre le pregunta a su hija: “¿Quieres que el médico te mire la garganta?”. La niña, obviamente, contestó que no y el drama continuó por más de cinco minutos hasta que accedió a permitirlo, pero a cambio de una chocolatina que su madre le prometió como premio. Antes de 1970, el asunto se habría resuelto en segundos con una simple orden: “Abre la boca y di ¡ah!”, dice Sax.

Este tipo de conversación entre adultos y niños, que parece entre iguales, se ha vuelto común en las casas y colegios. Sax esgrime ese argumento para señalar que los padres han perdido autoridad y hoy parecen más grandes amigos que padres. Por eso, se les llama papás BFF, sigla de ‘Best friends forever’, que traduce mejores amigos para siempre.

Otra de las fallas de los padres de hoy, en opinión de Sax, es que les ruegan demasiado para que sus hijos hagan algo, como cuando les piden el favor de que se vayan a dormir, dejen de hacer ruido o los acompañen a una diligencia. Para Sax, pedir el favor es regalarles autoridad, algo que no se debe conceder. En un estilo de crianza sano una orden de los padres debería ser definitiva.

También se han equivocado en agrandar al extremo su ego y en proteger su autoestima. Aunque sus intenciones son buenas, esta medida ha resultado ser un tiro por la culata. “El peor consejo es que les digan ‘sueña y tus sueños se harán realidad’. Algo más acertado debería ser ‘trabaja para que tus sueños se cumplan’”. Exaltar a toda hora sus capacidades y no dejarlos fracasar produce que de adultos los hijos se sientan merecedores de todo, cuando la realidad es que la vida fuera del hogar es muy diferente. Esto lleva a que se frustren ante cualquier tropiezo en el camino. Por eso, la mejor manera de contrarrestar ese exceso de ego es, según el autor, enseñarles humildad, un valor que los llevará a aceptar las derrotas cuando lleguen.

Este estilo de crianza resultó del modelo autoritario de los padres de antaño. En un intento por rebelarse a esas tácticas duras en las que los niños no tenían ni voz ni voto, muchos papás de hoy, criados de esta manera, optaron por modelos democráticos que dan a sus hijos la opción de decidir, tener opinión y disentir. Si bien en algunas situaciones ellos pueden tomar una opción, como, por ejemplo, qué ropa ponerse, para Sax esto se ha llevado al extremo, pues en otras circunstancias los hijos no deben tener tantas prerrogativas. En el caso de la comida, por ejemplo, considera que no se debería preguntar qué quieren comer porque “los niños no son adultos y no se les puede pedir tomar decisiones racionales”. Lo ideal sería limitar las opciones a cuál verdura: ¿alverjas o brócoli?

En ese intento por ser diferentes a sus padres, los nuevos progenitores no han sabido mezclar amor y disciplina y optan por un modelo de ‘amigo’ del hijo, que no es conveniente. En este tema también influye que muchos padres trabajan y tienen menos control. Cuando llegan a la casa extenuados, les dejan hacer lo que quieran con tal de no discutir o para resarcir su culpa por no haber estado durante el día. Según Sax, hay evidencia de que los niños con padres con más autoridad tienen menos riesgo de problemas de alcohol, drogas y sexo sin protección, así como mayor probabilidad de tener buen promedio académico.

Las consecuencias de esto pueden ser graves. Según Sax, muchos niños criados en este tipo de ambientes laxos tienen de adultos problemas de ansiedad porque de pequeños no tuvieron límites. El psicólogo también sugiere que el creciente aumento de casos de síndrome de déficit de atención se podría deber no a problemas reales de concentración, sino a falta de sueño debido a que usan demasiado pantallas en la noche. “Los niños están durmiendo muy poco por falta de límites”, explica.

Esta situación también ha creado la cultura de falta de respeto a la autoridad, en la que los pájaros les disparan a las escopetas, pues hoy los hijos se sienten con patente de corso para responderles ‘cállate’, ‘eres injusto’, y contestar de manera grosera cuando no están de acuerdo con los papás. Las discusiones son buenas en ciertos ámbitos. Lo que está mal, según Sax, es que permeen todas los asuntos del hogar, incluso, aquellos que pueden perjudicar el bienestar del niño, como la comida o la hora de dormir.

Algunos psicólogos han señalado el libro como un gran aporte al debate de la crianza. Según Gordon Neufeld, psicólogo canadiense citado por Sax en su libro, lo que pasa durante los almuerzos y comidas es una pequeña muestra de que los padres de hoy se sienten incómodos “en el papel de líderes de la familia”. Stephen Camarata, sicólogo estadounidense, coincide con Sax en que los padres están exigiéndoles demasiado a los hijos, lo que ha llevado a que estos no tengan un respiro para descansar. “Cuando ven que no ponen atención piensan que es una condición clínica, pero en realidad es cansancio. Esto mina la confianza en ellos mismos y la habilidad de pensar”, señala el experto, autor del libro The Intuitive Parent.

Otros expertos, sin embargo, han criticado a Sax por mostrar apenas una opinión sin bases científicas y de esta forma escribir otro libro-sermón de crianza en un momento en que, con tanta información disponible en internet, se debería dar más seguridad a los padres sobre su papel en lugar de criticarlos. “Es probable que los padres estemos muy cansados, abrumados, sobreinformados para ser perfectos en cada momento”, señala Yvonne Gustafson en su blog en The Huffington Post. A pesar de las críticas y mientras la polémica avanza, Sax se mantiene en su punto: “Los padres deben volver a la silla del conductor y tomar el timón de la crianza”.

Fuente:
semana.com

martes, 23 de febrero de 2016

Según la Corte Constitucional, EPS deben garantizar derechos de los enfermos mentales

Cuando un paciente carece de apoyo familiar, o el cuidado de aquél resulta una carga excesiva para una familia que no tiene capacidad física, económica o emocional, el Estado -directamente o por conducto de una EPS- debe garantizar la prestación del servicio de salud que requiere para el manejo de la enfermedad mental que el afectado presenta.

En esos términos, al resolver una acción de tutela, la Corte Constitucional le ordenó a Alianza Medellín Antioquia EPS SAS (Savia Salud) autorizar la internación de un paciente con esquizofrenia en una unidad de salud mental, conforme a lo prescrito por el médico tratante, quien aseguró que el afectado “ha estado agitado, no duerme bien en la noche, es ansioso, impulsivo, come poco y presenta actitud alucinatoria”.

Pese a esta situación, la EPS en mención se negó a autorizar la internación del enfermo en una unidad de salud mental porque “el paciente tiene un problema social y no de salud”, y porque dicho trámite está excluido del plan de beneficios de salud, por cuanto no es un servicio médico, sino “de alojamiento y cuidados, para supervisar que el usuario reciba el tratamiento formulado”.

La Corte, no obstante, concluyó lo contrario al afirmar que la atención médica de enfermedades mentales y las demás tecnologías en salud asociadas a esa especialidad son prestaciones incluidas dentro de los beneficios del Plan Obligatorio de Salud (POS). Por lo tanto, las entidades encargadas de prestar la atención en salud deben suministrar la atención o el tratamiento que el médico tratante prescriba a un paciente para el manejo de la enfermedad que presenta, evitando cualquier acto que atente contra su integridad física y la de sus familiares.

Apoyada en decisiones anteriores, afirmó que “la drogadicción crónica es una enfermedad psiquiátrica que requiere tratamiento médico en tanto afecta la autodeterminación y autonomía de quien la padece, dejándola en un estado de debilidad e indefensión que hace necesaria la intervención del Estado en aras de mantener incólumes los derechos fundamentales del afectado.

Fuente:
El Espectador

viernes, 12 de febrero de 2016

Grados de psicología en UdeA - Urabá

El pasado 11 de febrero se llevó a cabo la graduación de la sexta cohorte de psicología de la Universidad de Antioquia - Seccional Urabá, en un acto sobrio y elegante en las instalaciones de la sede de Ciencias del Mar en Turbo, donde se entregaron 2X títulos a estos nuevos profesionales de la psicología que sin duda alguna, contribuirán como lo venían haciendo desde sus prácticas académicas, al desarrollo integral de la zona, haciendo énfasis en una mirada distinta al ser humano, tal y como esta bella profesión profesa. Felicitaciones a estos profesionales y deseamos que sigan cosechando éxitos.


La sexta cohorte de psicología

La mesa principal, ocupada por el vicedecano de la facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Hernando Muñoz Sánchez; el jefe del Departamento de psicología, Óscar Giraldo; el coordinador de psicología regionalizado, David E. Medina y profesores del Departamento de Antropología.

Los graduandos toman juramento

De izquierda a derecha: Fernanda Castellar, Luzmila Patricia Sánchez, 
Eygler Villa Terán y Lina María Ayala Botero

De izquierda a derecha: Sindi Ardila Herrera y Miladys Galvis Rodríguez

Los estudiantes dieron un reconocimiento especial al docente Wilmar Jaramillo Gaitán, por su apoyo e influencia en la formación académica, ética y profesional

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